El Presidente de la Republica de Sonora: un Filibustero.
William Walker nació en Nashville, Tennessee el 8 de mayo de 1824. Fue un médico, abogado, periodista, político, mercenario y filibusteros, es decir, un pirata que no se alejaba de las costas y atacaba a poblaciones costeras.
En esos años, en los Estados Unidos se encontraba en boga la Doctrina del Destino Manifiesto, la ideología que ese país se expandiera sobre los territorios no conquistados de Norteamérica y del Hemisferio Occidental. No bastaba la ocupación de territorios extranjeros como Texas o California, también era justificable conquistar países como Canadá, México, Cuba o los de Centroamérica y cualquier medio era justificado para alcanzar este objetivo, desde la adquisición por compra, como el caso de Luisiana, hasta la vía militar. Esta doctrina era racista y consideraba que los habitantes estadounidenses eran superiores a los mestizos de los países vecinos ubicados al sur de la frontera.
Walker se mudó a Marysville, California, ejerció la abogacía con malos resultados y fue atraído por la colonización de Sonora y Baja California. Llego a Guaymas en julio de 1853 pero las autoridades no le permitieron establecerse y regreso a los Estados Unidos. A su regreso consiguió financiamiento para reclutar 50 hombres y a bordo del Barco Caroline zarpó el 16 de octubre, llegando en primer lugar a La Paz. Izó una bandera con dos franjas rojas y dos estrellas, emblemas de los estados de Baja California y Sonora.
Llegó a La Paz, Baja California, el 3 de noviembre de 1853. Con sus hombres, tomó prisionero al gobernador Rafael Espinosa y al coronel Juan Clímaco Rebolledo, quien había llegado al puerto para sustituirlo. Los recluyó en el buque de pasajeros Carolina, que había sido tomado por los 45 mercenarios que lo acompañaban. Ocuparon la aduana, se dedicaron al robo y al saqueo del pueblo y de las oficinas públicas, aparte de apoderarse de los archivos oficiales. Plantaron su bandera y se dirigieron a cabo San Lucas.
Con la noticia en los Estados Unidos, nuevos refuerzos partieron en el bergantín Anita con 230 aventureros. El grupo invasor llegó a Ensenada el 29 de noviembre de 1853, donde toman como cuartel a la única casa en pie cuyo propietario era el señor Pedro Gastélum y su familia. Walker la nombró “Fuerte Mckibbin”, en honor a uno de los filibusteros muertos en su aventura.
Los filibusteros empezaron a sufrir contratiempos: la tropa era acechada por las huestes del caudillo Antonio María Meléndrez, las raciones escaseaban, lo que provocó insubordinación y varias deserciones. A pesar de las circunstancias, Walker se proclamó presidente de Sonora el 18 de enero de 1854, y la nueva república fue dividida en los estados de Baja California y Sonora, regidas por el Código Civil vigente en Luisiana.
Walker ignoraba que el presidente mexicano Antonio López de Santa Anna había firmado en diciembre de 1853, la venta de la Mesilla, que cedería a Estados Unidos una franja de terreno en la frontera de ambos países. Una vez firmado, el gobierno estadounidense envió correspondencia al presidente mexicano en el que consideraba a Walker un transgresor de las leyes federales.
Vigilado por barcos de guerra mexicanos y estadounidenses se movilizó con su tropa de 135 hombres con rumbo a Sonora, para fomentar una insurrección contra el gobierno local. El 28 de febrero de 1854, hizo jurar una alianza a algunos rancheros a la República de Sonora para iniciar una campaña militar, pero nuevas deserciones disminuyeron el contingente, aunado a la penosa situación de su milicia. Para contrarrestar esta situación, trató de poner orden ejecutando a los insubordinados.
El Subjefe Político y Comandante Militar del Partido Norte de la Baja California, el capitán Francisco Castillo Negrete, con el apoyo de Meléndrez y algunos rancheros y nativos de comunidades indígenas voluntarios, decidieron hacerle frente a los invasores. Lo derrotaron en varios frentes de batallas llevadas a cabo en diversos sitios como El Ciprés, La Grulla, El Fuerte Mckibbin. La batalla decisiva se llevó a cabo en un sitio cercano al Valle de la Trinidad conocido como La Calentura, en donde los usurpadores, tras sufrir algunas bajas, huyeron hacia la frontera con los Estados Unidos. En el trayecto de su retirada, en un paraje conocido como Cueros de Venado, tuvo lugar la última batalla contra los filibusteros que ya para entonces huían del asedio que sobre ellos hacían el patriota Meléndrez y su gente.
Al final, los 34 filibusteros decidieron escabullirse del asedio de los mexicanos y cruzaron la frontera hacia Estados Unidos el 8 de mayo de 1854. Una vez arribaron a su país, se rindieron ante dos oficiales del ejército.39 William Walker fue trasladado a San Francisco en octubre de ese año, y acabó ante el tribunal de justicia por violar las leyes federales. Él mismo se hizo cargo de su defensa y adujo que su misión era la «liberación» del territorio de Sonora de un supuesto gobierno corrupto. El juez, en su declaración ante el tribunal, se expresó en términos desfavorables hacia el inculpado, pero el jurado lo declaró no culpable.
Estas últimas batallas fueron encabezadas por Meléndrez debido a que Castillo se había desanimado por falta de armas para enfrentar a un enemigo más poderoso, abandonando el terreno de batalla para irse a refugiar en San Diego, California.
El enorme triunfo de Meléndrez no gustó a la élite política y militar de aquellos tiempos, debido a que el valor y la estrategia de combate del humilde ranchero los había opacado, por lo que se empezó a gestar una traición bajo el alegato de que “los intereses personales de Meléndrez se anteponían a los del pueblo”, tal y como lo sugerían el teniente José Antonio Chávez y Juan Bandini, entre otros personajes de la época.
El general José María Blancarte, a quien el presidente Antonio López de Santa Anna nombró Jefe Político y Comandante Militar en Baja California Sur para enfrentar a los invasores, ordena al teniente José Fidel Pujol que apresara a Antonio Meléndrez.
El 27 de junio de 1855, con la promesa de que recibiría un grado militar y un pago por sus servicios a la nación, Meléndrez se trasladó a San Vicente en donde fue hecho prisionero y consignado por los militares de Pujol. Un día después, el 28 de junio de 1855, fue sentenciado a muerte por el mismo Blancarte y posteriormente fue fusilado en el paraje de la Misión de San Vicente Ferrer, donde se cree que está sepultado. Apenas 4 días antes había cumplido 25 años. Su esposa María de los Ángeles Espinoza estaba embarazada al momento del fusilamiento de Juan Antonio. Tiempo después nació una niña a la que se le puso el nombre de Carmen Meléndrez.
Dada la inconformidad popular, el primero de octubre de 1855 el general Blancarte ordenó al capitán José de Oñate que se reabriera el juicio contra el héroe, el cual se inició el 11 de diciembre de ese mismo año. Luego de escuchar diversos testimonios de varios testigos que enaltecieron el patriotismo de Meléndrez, quienes organizaron y ejecutaron su asesinato lo reivindicaron como un héroe y patriota